Una privilegiada ubicación resguardada por la naturaleza, donde las cordilleras de los Andes y de la Costa se unen para dar forma a una impresionante medialuna de montañas.
Un viñedo con historia, cuyas vides originales -previas a la filoxera y con raíces importadas desde Francia- continúan produciendo fruta de alta calidad año tras año.
Las centenarias parras poseen un sistema de raíces profundas, por lo que requieren una mínima intervención. Tanto los suelos granítico volcánicos de las montañas, como los suelos arcillosos y limosos del río permiten un drenaje natural. Estas condiciones, sumadas al clima mediterráneo semiárido, dan como resultado una madurez pausada de las uvas, otorgando a los vinos equilibrio y elegancia.
En búsqueda de la expresión más fiel del terroir de Neyen, las prácticas orgánicas conducen a suelos saludables y fruta pura. Trabajamos en sincronía con la rica biodiversidad de nuestra propiedad, ayudando a mantener un ecosistema equilibrado.
Sus muros de adobe datan de 1890, y actualmente se enfrentan a la nueva bodega, moderna y armónicamente integrada con el paisaje de Neyen.
La elaboración de vinos se lleva a cabo en pequeños estanques con flujo por gravedad y fermentación natural. La transformación y evolución del vino ocurre durante el proceso de envejecimiento, durante el cual se utilizan barricas de roble francés que permiten una interacción lenta y constante entre vino, oxígeno y roble, dando como resultado vinos elegantes y equilibrados.